El campo mexicano vive uno de los momentos más complejos de los últimos años. Factores como la sequía, los altos costos de producción, la inseguridad rural y los recientes brotes sanitarios han alterado el ritmo de la producción agrícola y, en consecuencia, están dejando huella en el sector pecuario y en la economía nacional.
Un panorama agrícola en transformación
Durante 2024 y lo que va de 2025, la producción agropecuaria nacional ha mostrado una tendencia a la baja. De acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), la producción total cayó alrededor de 2 %, una cifra que, aunque parezca pequeña, representa millones de toneladas menos de alimentos en el mercado.
La sequía prolongada que afecta a gran parte del país ha reducido la disponibilidad de agua para riego y forrajes, limitando la siembra de granos básicos como maíz y sorgo. A ello se suma el incremento en los precios de insumos agrícolas —fertilizantes, combustibles y energía—, que presionan los márgenes de rentabilidad de los productores.
Por otro lado, la inseguridad en zonas rurales sigue afectando la logística y el acceso a mercados, mientras que plagas como el gusano barrenador y enfermedades vegetales han motivado restricciones temporales a la exportación de algunos productos, generando incertidumbre comercial.
Efectos directos sobre el sector pecuario
Lo que ocurre en el campo agrícola repercute de inmediato en la ganadería. La escasez y encarecimiento de granos y forrajes elevan los costos de alimentación animal, afectando la rentabilidad de los productores pecuarios.
Además, el cierre temporal de exportaciones de ganado en pie hacia Estados Unidos, derivado de los brotes sanitarios, ha generado pérdidas significativas para la industria. Esto ha limitado el flujo de divisas y ha reducido la capacidad de crecimiento del sector en regiones tradicionalmente ganaderas.
Frente a este contexto, muchos productores se ven obligados a ajustar sus operaciones, reducir inventarios o buscar alternativas alimenticias menos costosas, lo que a largo plazo puede impactar la productividad y la calidad de los productos de origen animal.
Repercusiones en la economía nacional
El desempeño del sector agropecuario tiene un peso clave en la economía mexicana. No solo aporta más del 8 % del PIB nacional, sino que también genera millones de empleos directos e indirectos.
La reducción en la producción agrícola y pecuaria se traduce en mayores importaciones de alimentos, lo que agrava el déficit comercial agroalimentario y presiona los precios al consumidor. En los últimos meses, se ha observado un incremento sostenido en los precios de la carne, leche, huevo y granos, afectando la economía familiar y elevando la inflación alimentaria.
Además, la dependencia creciente de productos del extranjero reduce la autosuficiencia alimentaria y deja al país más vulnerable ante fluctuaciones internacionales o conflictos comerciales.
Un llamado a la resiliencia y la innovación
Ante este panorama, la clave está en apostar por la modernización y la sostenibilidad del campo.
Entre las estrategias más urgentes destacan:
- Inversión en infraestructura hídrica y tecnologías de riego eficiente.
- Incentivos a la producción sustentable y a la gestión integral de riesgos climáticos.
- Fortalecimiento de la sanidad agropecuaria y de los protocolos de exportación.
- Mayor apoyo técnico y financiero a pequeños y medianos productores.
- Promoción de la innovación y la digitalización en la cadena agroalimentaria.
México posee una enorme riqueza agrícola y pecuaria, y el talento de sus productores sigue siendo una fortaleza. Sin embargo, el futuro del campo dependerá de la capacidad del país para adaptarse, innovar y construir un modelo más resiliente ante los nuevos desafíos globales.
Opinión de Adiprem de México
En Adiprem de México, creemos firmemente que los retos actuales del campo deben ser también una oportunidad para repensar la manera en que producimos y nutrimos a nuestros animales. La integración entre agricultura y ganadería es fundamental: solo con una base agrícola sólida podemos garantizar una producción pecuaria eficiente, sustentable y competitiva.
Nuestro compromiso es seguir acompañando a los productores pecuarios con soluciones nutricionales innovadoras, seguras y adaptadas a las condiciones reales del país, contribuyendo a fortalecer la productividad y la rentabilidad del sector.
El campo mexicano es resiliente por naturaleza. Y desde nuestra trinchera, seguiremos trabajando de la mano con quienes lo hacen posible, impulsando la nutrición animal como pilar del bienestar, la sostenibilidad y la seguridad alimentaria de México.
